Conoce acerca del masaje Shantala, una técnica de origen hindú utilizada desde hace miles de años por las madres para acariciar a sus hijos y calmarlos. Es una práctica muy beneficiosa para ambos, puesto que ayudará a reforzar su vínculo emocional y dará seguridad y tranquilidad a tu bebé.
La historia de la expansión de esta técnica al mundo occidental se inició en los años 50, cuando el ginecólogo francés Frédérick Leboyer caminaba por los barrios de Calcuta, y notó cómo una mamá le daba un masaje especial a su bebé, que lo intrigó por su técnica. La mujer se llamaba Shantala y le enseñó cómo practicaba este masaje, que luego el médico pudo llevar a otros miles de bebés.
Esta es una técnica muy utilizada por las mujeres indias cuando dan a luz, buscando crear un equilibrio en el bebé para prepararlo para su nueva vida. Está principalmente basada en demostrar cariño, ternura, paz y comunicación para ayudar al bebé a familiarizarse con su entorno.
El masaje Shantala aporta una amplia variedad de beneficios para los infantes, en especial para los que han nacido bajos de peso o prematuros. Algunos de ellos son:
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Contribuye a fortalecer y tonificar los músculos.
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Construye su seguridad y confianza.
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Fortalece la conexión íntima entre los padres y el bebé.
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Potencia su crecimiento.
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Favorece su adaptación a su nuevo entorno.
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Relaja al bebé y lo ayuda a dormir.
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Estimula el sistema nervioso.
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Alivia problemas del sistema digestivo como cólicos, gases y estreñimiento.
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Refuerza el desarrollo del aparato digestivo.
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Nutre la piel y la hidrata.
Cómo hacer el masaje Shantala
Encuentra un cuarto tranquilo y de temperatura agradable. Coloca un tapete o alfombra sobre el piso, siéntate sobre ella con la espalda recta, los hombros sueltos y las piernas estiradas.
Prepara un aceite o loción suave, como aceite de almendra, y coloca al bebé desnudo sobre tus piernas. Procura elegir un momento del día en el que el bebé esté descansado y haya comido.
Con ayuda del aceite, frota tus manos sobre el pecho hacia fuera, siguiendo la línea de las costillas. El movimiento es como si quisieras aplanar un papel arrugado. Continúa subiendo y bajando tus manos, cruzándolas desde los lados del torso, hacia los hombros.
Coloca al bebé acostado sobre su lado derecho. Con tu mano izquierda, sujeta su brazo extendido y con tu mano derecha coges el hombro. Usa tus dedos índice y pulgar para hacer movimientos semicirculares, mientras los deslizas por el brazo. Repite el proceso en el lado izquierdo del bebé.
Pasa luego a sus manos, puedes masajear las palmas con las puntas de tus dedos.
Para masajear el estómago, hazlo con movimientos suaves y repetitivos, deslizando tus manos de forma plana en dirección a ti.
Cuando pases a masajear las piernas, puedes utilizar la misma técnica que con los brazos.
Luego, colócalo boca abajo y perpendicular a ti, con su cabeza a tu izquierda. Con tus manos planas, recorre su espalda con movimientos hacia delante y hacia atrás.
Como si amasaras pan con un rodillo, desliza tu mano izquierda por su espalda desde el cuello hasta sus nalgas, mientras empujas a su vez las nalgas hacia arriba con la otra mano.
En este punto tu bebé estará bastante relajado. Puede terminar masajeando su carita con las puntas de tus dedos, con movimientos suaves circulares, desde la frente hasta las mejillas, cuidando de no meter aceite en sus ojos, nariz o boca.