Todo padre sueña con ver a su hijo caminar, correr y jugar. Los primeros pasos que dé tu hijo serán de mucha emoción y le permitirán descubrir el mundo de una manera mucho más libre e independiente. Le ayudará a formar su seguridad y a desarrollar sus habilidades motoras.
No todos los niños caminan al mismo tiempo, pero suelen dar sus primeros pasos entre los 12 a los 14 meses de edad. Deberás ser paciente y permitir que tu hijo vaya a su ritmo. Si ha llegado al año y aún no camina, no debes preocuparte, puede tomarle un poco más de lo normal. Si ha cumplido el año y medio, y continúa con problemas, es recomendable que consultes con un especialista para que se asegure de que no haya algún inconveniente en el crecimiento.
Tu hijo empezará a ponerse de pie solo e intentará dar pasitos torpes, generalmente con las piernas aún muy abiertas y los pies hacia fuera, lo que hace que se caigan ante cualquier obstáculo. Poco a poco irá controlando mejor sus músculos y su postura, lo que le dará un mayor equilibrio. Continuará aprendiendo hasta dominar la técnica alrededor de los 2 años.
Proceso de aprendizaje
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La fase que suele presentar antes de caminar es el gateo, entre los 7 y 9 meses de edad, pero no todos los niños pasan por ella.
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Llegando a los 10 meses podrás cogerlo por los brazos y sentirás que sus piernitas ya tienen la fuerza de sostenerlo y dar saltos.
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Cercano al primer año, la mayoría de bebés podrán caminar sobre superficies regulares mientras se agarran de nuestra mano.
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Empezarán a caminar sin ayuda al cumplir el año y en los siguientes meses, pero aún se caerán frecuentemente.
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Es alrededor de los 18 meses cuando podrán controlar sus movimientos y dirigirse en varios sentidos.
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Cuando están por cumplir los dos años, ya habrán perfeccionado su técnica y control caminando, y pasarán a aprender a correr.
Estimular al bebé para que camine
Como mencionamos, cada niño va a su ritmo y no se le puede forzar a caminar antes de tiempo, pero se les puede ayudar para que se animen a dar sus primeros pasos.
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Colócalo en el suelo y boca abajo lo más posible para que levante su cabeza, intente gatear y ponerse de pie.
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Procura que el espacio en el que intente caminar esté adaptado para evitar accidentes, como tapando esquinas peligrosas, y ayudándolo poniendo cajas o juguetes en los que pueda apoyarse.
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Cuando ya pueda pararse solo, siéntate cerca de él y anímalo a caminar hacia ti – puede ser un juego divertido entre ambos o más personas que lo alienten.
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Felicítalo o recompénsalo por cada logro – le darás seguridad en sí mismo y las ganas de seguir tratando.
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Cuando veas que puede sostenerse en pie apoyándose en los objetos, prueba a sostenerlo por las manitos y empujando suavemente hacia delante para que dé pasos. Cada vez necesitará apoyarse menos en ti para moverse.
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Cuando ya vaya perfeccionando su técnica, puedes ponerle pequeños obstáculos, como cojines o peluches, para estimular su progreso.
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Puedes utilizar un andador para que se sujete y se desplace por la casa. Procura que no sean los andadores con asiento de soporte, puesto que no aportan al desarrollo de sus músculos. Tendrá que ser un andador que empuje de pie, en el que apoye por completo los pies, que no se vuelque fácilmente, y recordar que siempre debemos vigilarlo cuando lo usa para evitar accidentes.