Las fontanelas son las separaciones entre los huesos del cráneo del bebé que facilitan la salida del pequeño por el canal de parto sin hacerse daño. A medida que el bebé crece se van cerrando.
Durante la fase de expulsión el bebé desciende por el canal de parto y sale hacia afuera rotando en su camino y atravesando el canal. Este proceso se lleva a cabo gracias a que la cabeza del bebé se puede moldear y adaptarse al canal ya que no tiene los huesos soldados sino que su cráneo está formado por varios huesos separados. Las separaciones existentes entre estos huesos son las “famosas” fontanelas.
El cráneo tiene 6 fontanelas, aunque solo se pueden palpar dos claramente. Están rellenas de un tejido de consistencia membranosa y flexible y se van cerrando a medida que el bebé crece:
- La fontanela posterior está situada en la parte trasera, encima de la nuca. Tiene forma triangular, mide unos 0,6 cm y se cierra en torno a los 4 meses.
- La fontanela anterior está en la parte de arriba de la cabeza y es la que más se ve y más tiempo tarda en cerrar, en torno a los 12-18 meses. Tiene forma de rombo y mide al nacer unos 2,5 cm.
Estas dos son blandas al tacto y suben y bajan al compás de los latidos del corazón. La fontanela anterior incluso se abulta cuando el bebé llora, lo cual es algo normal que no debe preocuparnos.
Asimismo, están las fontanelas laterales o parietales que están detrás de las orejas y no se pueden palpar al tacto.
Además de facilitar el parto, las fontanelas permiten que el cerebro tenga el espacio suficiente para poder desarrollarse. Por eso es importante controlar que no se cierren ni mucho antes ni más tarde de lo recomendable, lo cual hará el pediatra en las revisiones periódicas.
Para facilitar el cierre correcto de las suturas se recomienda suplementar con vitamina D a los bebés menores de 12 meses de edad.