Un momento especial que todos los padres desean ver cuanto antes es la risa de su bebé. Pero hasta que no transcurren cuatro o cinco meses no oirán a su hijo reírse de veras.
A través de la risa, y también del llanto, las personas y los bebés nos comunicamos. La sonrisa de los recién nacidos pasa por diferentes fases y va evolucionando. En primer lugar aparece una sonrisa o una mueca leve, que es un acto reflejo, hasta que después llega a reírse con verdaderas carcajadas.
Las fases en la risa de los bebés
Nada más nacer, en las primeras semanas, el bebé ya muestra su sonrisa y aparece sobre todo mientras está dormido, pero estos estímulos no están asociados a un acto voluntario. Cuando ya pasa el primer mes de vida, comienza a aparecer su risa ante diferentes estímulos externos y es cuando se considera como una expresión de relación social. Sonríen ante la cara de su mamá, pero también con alguien a quien no conocen…
Durante los 4 ó 5 meses de vida, los bebés comienzan a reír, y lo hacen a través de gorjeos y otros ruidos ante las gracias y bromas que le hace la gente. Lanzarle al aire, jugar al cucú-tras o hacerle cosquillas, pero también otras cosas que en apariencia son cotidianas aunque a él le hagan mucha gracia.
A partir de los 6 meses no se reirá siempre a personas desconocidas, si no que comenzará a hacer selección de a quién dedicarle sus sonrisas. Reconoce muy bien quiénes son sus familiares queridos y con la risa se lo demuestra.
Entre los 7 u 8 meses de vida entra en juego la satisfacción. Puede llegar a reírse a carcajadas cuando está feliz y está disfrutando de alguna actividad. Cuando interactúa con sus padres, familiares, abuelos… porque comienza a sentirse desconfiado con los desconocidos.
Es a partir del año cuando existen ya numerosas cosas que le causan la risa. Empieza a entender el mundo que tiene alrededor y le hace gracia todo lo que le cause sorpresa y no sea habitual. Si los padres se ponen una nariz roja de payaso, o si llega un conocido le provoca para que le haga bromas. Sabe perfectamente lo que su risa gusta a los demás y quiere ser el centro de atención y ser parte de todas las bromas.
No hay que olvidar que la risa es un acto social y la sonrisa refleja el bienestar del pequeño. Ambas tienen muchos beneficios para la salud del bebé y para su desarrollo psicológico por la liberación de endorfinas que provoca. Es importante que si como padres nos detectáis la risa o la sonrisa del bebé, acudáis al pediatra para descartar cualquier tipo de dolencia relacionada.